Para los gestores de flotas, cumplir con las normas de emisiones y contaminación no es opcional, sino obligatorio. Cada vehículo necesita un certificado válido, pero con grandes flotas, controlar las fechas de caducidad, los plazos de renovación y los niveles de emisiones resulta abrumador. No tener un certificado al día puede acarrear fuertes multas, problemas legales e incluso la incautación del vehículo.


 
                                         
                                        